Busca actividades físicas que disfrutes y asegura disponer de tiempo para realizarlas.
Genera espacios para compartir con personas que son importantes para ti: familia, amigos, entre otros.
Procura mantener rutinas para actividades diarias como estudiar, trabajar, descansar, alimentarte y tener ocio.
Está atento(a) a los malestares físicos y emocionales para buscar el apoyo oportuno en tu círculo cercano, o con ayuda profesional si lo ves necesario.
Garantizarles espacios y tiempos para el juego, la exploración y la creatividad.
Ofrecerles confianza y credibilidad en lo que hacen y lo que nos expresan.
Animarlos y alentarlos reconociendo el valor de sus múltiples capacidades.
Permitirles el ejercicio de su autonomía e independencia (ejemplos: que puedan escoger la ropa que van a usar, proponer sus gustos y preferencias en las actividades compartidas en familia, hacer cosas por sí solos, entre otras).
Reconocer y valorar la singularidad de cada niño y niña, el desarrollo de su personalidad y los diferentes ritmos de aprendizaje.