Dios es amor. Este amor, como se demuestra en la relación de Dios Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, es tanto una fuente como modelo de todas las relaciones humanas.
Todos los humanos son creados a la imagen de Dios, llamados a unirnos en amor con Dios y unos a otros.
Dios creó un mundo perfecto donde los humanos pueden tener una comunión con Él y con otros. Sin embargo, nuestra relación con Dios, nosotros mismos, otros y el medio ambiente se quebró debido a nuestros pecados, resultando en penas y sufrimiento.
Jesucristo es la esperanza para toda sanación, reconciliación y restauración de toda la humanidad y creación.
El amor a Dios obliga al cuerpo de Cristo, su Iglesia, a que actúe para volver visible el Reino de Dios en la tierra.
Dios es amor. Este amor, como se demuestra en la relación de Dios Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, es tanto una fuente como modelo de todas las relaciones humanas.
Todos los humanos son creados a la imagen de Dios, llamados a unirnos en amor con Dios y unos a otros.
Dios creó un mundo perfecto donde los humanos pueden tener una comunión con Él y con otros. Sin embargo, nuestra relación con Dios, nosotros mismos, otros y el medio ambiente se quebró debido a nuestros pecados, resultando en penas y sufrimiento.
Jesucristo es la esperanza para toda sanación, reconciliación y restauración de toda la humanidad y creación.
El amor a Dios obliga al cuerpo de Cristo, su Iglesia, a que actúe para volver visible el Reino de Dios en la tierra.