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Mejores capacidades y potencial humano
En el marco del enfoque de Crianza con Ternura, World Vision plantea que las niñas, los niños, adolescentes y jóvenes, independientemente de sus contextos, tienen una capacidad para el amor; condición primaria que se cultiva y fortalece a través de las interacciones afectivas y sociales que establecen desde su preconcepción.
Mediante la construcción de una red de relaciones tiernas y estimulantes, las niñas, los niños, jóvenes y adolescentes tienen la oportunidad de crear vínculos de interacción basados en el amor y la confianza, lo cual genera ambientes de seguridad que estimulan capacidades y potencial humano.
Mejores capacidades y potencial humano
Asimismo, estos lazos sociales y afectivos, especialmente los de orden filial, garantizan la satisfacción de las necesidades básicas para su desarrollo y crecimiento, así como la protección de su integridad física y emocional ante posibles situaciones de vulneración.
Esto no quiere decir que las niñas y los niños se conviertan en sujetos “individualistas”, contrario a ello, este proceso representa un paso hacia la capacidad de ver a los otros como sujetos en sí mismos y no como medios para alcanzar otros fines.
Esto permite a las niñas, los niños, jóvenes y adolescentes construir vínculos positivos consigo mismos y con los otros, basados en la reciprocidad, la co-responsabilidad y la solidaridad.
El desarrollo integral de la niñez, como enfoque, busca transformar las desigualdades y la violencia que impiden la vida plena de la niñez.
La Crianza como estrategia de desarrollo integral de la niñez – La Ternura como mediador de la crianza.
El entorno emocional de la crianza con violencia, que controla y domina a las niñas y los niños, está marcado por:
Sufrimiento
Dolor
Miedo
De generación en generación, se han transmitido las lógicas naturalizadas de la violencia y opresión mediante las prácticas de crianza.
Procura interrumpir la transmisión intergeneracional de la violencia, mediante una formación amorosa, liberadora y transformacional.
Las dinámicas de la crianza patriarcal deshumanizante generan sociedades injustas y violentas que se caracterizan por:
Interacciones violentas que restan la dignidad del otro.
Relaciones basadas en la desconfianza.
Modo de vida competitivo, control del otro a través del miedo y la manipulación afectiva.
Subordinación del otro mediante el dolor.
Relaciones de confianza fundamentadas en el amor
Lenguajes comunicados horizontalmente
Construcción de consensos y significados compartidos
Interacciones balanceadas de poder
Modo de vida cooperativo y solidario
Los modos de vida se aprenden. Una de las principales maneras de aprender un modo de vida es la CRIANZA.
Crianza con Ternura, se propone como una revolución cultural que anima el florecer humano y social de la niñez, a través de:
Relaciones
intergeneracionales
De confianza, recíprocas y simétricas
Mentoría
de Vida
Un compromiso de vida para acompañar a la niñez
Reivindicación
solidaria
Derecho al cuidado y la protección
La ternura es expansiva, se cultiva desde las relaciones primarias entre padres, madres, cuidadores, las niñas, los niños y se extiende a todos los espacios de socialización, desarrollo y participación de la niñez.
Escuche atentamente y con empatía, haciendo sentir a la persona que la comprende.
Establezca contacto visual respetuoso.
Preferiblemente, permanezca al lado de la persona y no de frente. De manera sensible y respetuosa, coloque su mano sobre el hombro de la otra persona.
Si la persona está llorando, ofrézcale un pañuelo.
Use lenguaje corporal relajado y que refleje, escucha y respeto por la otra persona.
Lleve el ritmo de la persona, sin presiones.
Deje espacio para el silencio.
Mantenga la calma y control del lenguaje no verbal.
Dependiendo del caso, invite a la persona que identifique los recursos con los que cuenta o contó para sobrellevar la situación.
Manténgase atento a las señales para referir a la persona en caso que requiera atención especializada.
Invadir el espacio físico de la persona, es mejor dejar que la persona tenga la iniciativa.
Descalificar, corregir o criticar las palabras de la persona.
Dudar de su relato o experiencia.
No ser apático o indiferente a la persona que está llorando, fingiendo que no lo ha visto.
Sugerir o direccionar las respuestas.
Emitir juicios.
Sorprenderse con el relato.
Preguntar detalles del relato o hacer una entrevista estilo interrogatorio.
Forzar a la persona tanto a que siga hablando, como a que detenga el relato.
Prometer ayuda.
Nos enseña la importancia de revisar nuestra vida y aprender de ella, para cultivar relaciones más tiernas con nosotros mismos y con las niñas y los niños. Tres momentos claves son:
Descubrir Cómo las experiencias que has vivido en la niñez han dejado una huella en la vida y que no son huellas imborrables, facilita el reconocimiento que cada persona tiene del poder para rediseñar esta huella y darle la forma que se elija.
Resignificar Aprender cómo encontrar nuevos significados y lecciones aprendidas a partir de situaciones que se viven en el pasado. A veces cuesta trabajo ver algo positivo en las experiencias negativas, pero, cuando está de por medio la ternura, nuestra mirada de la realidad cambia, porque somos capaces de ver esperanza donde aún no parece que la hay.
Trascender Trascender es ir más allá de nosotros mismos, es dejar una marca de ternura en la vida de las niñas y los niños de las generaciones emergentes. Cuando trascendemos sobre nuestras experiencias adversas de la niñez, llegamos más allá de los límites que estas vivencias nos pusieron.
Es una fuerza propositiva que invita a:
1. Proponer la equidad de género en la distribución del trabajo productivo y reproductivo.
2. Gestionar modelos económicos solidarios, en los que el cuidado de la vida vulnerable ocupe el centro del quehacer económico.
3. Construir redes de cuidado comunitario.
4. Motivar el embellecimiento del espacio público, con árboles y zonas recreativas y deportivas para la familia.
5. Proponer políticas de planificación urbana y rural para que el transporte público sea humanizado y de calidad, pues llevan a padres y madres de familia, que regresan del trabajo al encuentro con sus hijos e hijas.